En los tiempos que corren se habla casi a diario de deuda soberana y prima de riesgo, pero en pocas ocasiones se explica correctamente su significado, su forma de medirla y su relación con el conjunto de la economía.
La deuda soberana está constituida por los pasivos de la
Administración estatal en sus diferentes subdivisiones territoriales. La
deuda soberana o pública (también denominada "riesgo-país" en la
literatura económica anglosajona) es aquella que el Estado utiliza como
forma de captar recursos financieros, tanto de inversores extranjeros
como nacionales. La deuda soberana se compone de títulos de diferentes
tipos necesarios para que las instituciones del Estado puedan
financiarse.
El mecanismo por el que el Sector Público emite deuda soberana es el
siguiente. Ya sea mediante subasta libre o con potenciales compradores
ya seleccionados, el Tesoro del Estado emite documentos públicos que
equivalen a una determinada cantidad monetaria, mediante los cuales el
Sector Público (emisor de los títulos) recibe una cantidad de dinero
acordada (que varía dependiendo de las necesidades de financiación) por
parte de los compradores o tenedores de la deuda pública. A cambio, el
Sector Público se compromete a pagar, en un periodo de tiempo
determinado, el principal del capital prestado más los intereses fijados
por los tenedores de la deuda. Los títulos de deuda pública tienen una
tipología diferente (en cuanto a plazos y obligaciones de devolución del
capital más los intereses), que en el caso de España se agrupan en
Letras del Tesoro (con plazos de devolución de 3 a 18 meses), Bonos del
Estado (cuyo plazo de amortización varía de 3 a 5 años) y, por último,
Obligaciones del Estado (cuyo plazo de amortización oscila entre los 10 y
los 30 años).
En cuanto a los intereses a pagar por la deuda pública, si son altos
(en comparación con los de los países más solventes del mundo), se dice
que el riesgo-país es alto o que la prima de riesgo ha subido. En
concreto, la prima de riesgo es el diferencial entre el tipo de interés
del país con mayor solvencia financiera (en el caso de la Unión Europea
el bono de referencia es el alemán) y el resto de países.
La deuda soberana suele utilizarse para financiar el persistente
déficit público de la mayoría de los Estados. Ahora bien, no debe
confundirse el déficit público con la deuda soberana: el déficit público
es la diferencia entre los ingresos y gastos de las Administraciones
Públicas, mientras que la deuda pública es el conjunto de pasivos del
Estado necesarios para captar recursos financieros en los mercados
primarios y secundarios. El indicador más importante para cuantificar
los efectos de la deuda pública es la relación deuda / Producto Interior
Bruto, de tal forma que un aumento porcentual de la deuda soberana
mayor que el incremento del Producto Interior Bruto puede provocar, a
largo plazo, un aumento explosivo e insostenible de la deuda pública y
de la prima de riesgo.
En este sentido, una deuda soberana relativamente alta en un contexto
de estancamiento económico prolongado puede provocar que un país entre
en "default". Por último, mientras más desconfianza genera un
determinado país, más alta es su prima de riesgo-país y más elevada es
la cuantía total de la deuda soberana.
Fuente: Gerencie.com
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